La industria aeronáutica aprovecha al máximo las tecnologías de impresión 3D en metal, especialmente gracias a procesos como el sinterizado láser directo (DMLS) y la fusión selectiva por láser (SLM). Estas técnicas permiten producir piezas ligeras, complejas y robustas, esenciales para mejorar el rendimiento de los aviones y reducir su consumo de combustible. Por ejemplo, Sculpteo ofrece la impresión de componentes en titanio, un material muy apreciado por su ligereza y resistencia a la corrosión. Airbus ha utilizado esta tecnología para fabricar soportes de motor en metal, reduciendo los residuos en un 90 % y el peso en un 10 %. Además, empresas como Pratt & Whitney (artículo en inglés) han impreso en 3D piezas de motor en titanio y níquel, disminuyendo su peso en un 50 % mientras aceleran el proceso de producción.